La línea que separa mi mente de la internet se está haciendo borrosa, escribió Daniel M. Wegner, profesor de Harvard, en el New York Times.
“Esto ha estado sucediendo desde que tengo la sensación que conozco algo sólo debido a que puedo encontrarlo en Google. Técnicamente, por supuesto, no lo conozco. Pero si tengo un smartphone o un iPhone a la mano, sé cualqueir cosa que la internet sepa. Al menos, esa es la sensación que tengo…”
“Los grupos de personas de manera común dependen de sus memorias de esta misma manera -no porque todos sepan la misma cosa, sino por medio de la especialización. Y ahora estamos incorporando nuestros dispositivos de computación a la red y dependemos no sólo de la memoria de las personas sino en una nube de personas ligadas y dispositivos con información especializada”.
“Hemos devenido una gran cibermente. Mientras estemos conectados a nuestras máquinas a través de la voz o el teclado, podemos ser parte de la mente más grande y más inteligente que haya existido nunca. Sólo cuando estamos atrapados momentáneamente sin conexión a internet, es que retornamos a la humildad de nuestras pequeñas y personales mentes, regresando de nuevo a la tierra de la nube”.
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