En un experimento considerado el primero de su tipo, el especialista en robótica Josh Bongard, de la University of Vermont creó tanto un robot simulado como uno real que, al igual como los renacuajos se convierten en sapos, cambian la forma de su cuerpo conforme aprenden a caminar, de generación en generación. El robot virtual también evolucionó, tomando menos tiempo en su infancia de renacuajo y más tiempo en su tiempo de adulto con formas de cuatro patas.

Robot simple que evoluciona su cuerpo y "cerebro" (o controlador) juntos.

Robot simple que evoluciona su cuerpo y "cerebro" (o controlador) juntos.

Estas poblaciones de robots que evolucionan pudieron aprender a caminar más rápidamente que otros de cuerpo con formas fijas. Y en su forma final, los robots cambiantes habían desarrollado un paso o forma de andar más robusto -con mayor confianza, aunque se le golpeara con un palo- que los que sabían caminar desde el inicio.

“Este trabajo muestra que el cambio en el cuerpo, cambio morfológico, ayuda a diseñar mejores robots”, dijo Bongard. “Esto nunca se había intentado antes”.

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