La popularidad del arte impresionista puede ser debido a que las imágenes ambiguas obligan al cerebro a crear una interpretación de la pintura, dijo Patrick Cavanagh, neurocientífico de Harvard.
Las figuras borrosas y los brochazos de color significan que las personas, los espectadores, deben rehacer la pintura con sus propias memorias para llenar los detalles faltantes, dijo.
Estas pinturas pueden incluso ser atractivas debido a que sus formas borrosas hablan directamente a la amígdala, una región del cerebro involucrada en el procesamiento de las emociones, sugiere Cavanagh. La amígdala actúa como un sistema temprano de alarma, cuando se observa y busca peligros no detectados en el sistema de visión periférico, y tiende a reaccionar mucho más fuerte a cosas o situaciones que no hemos elegido concientemente.
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