Un grupo de cirujanos ha trasplantado una segunda dosis de células neuronales en la espina dorsal de un paciente.

Cirujanos en la Universidad de Emory suministrando una segunda dosis de células madre neuronales en la espina dorsal de un paciente con ALS  (crédito: Kerry Ludlam, Emory University)

Cirujanos en la Universidad de Emory suministrando una segunda dosis de células madre neuronales en la espina dorsal de un paciente con ALS (crédito: Kerry Ludlam, Emory University)

Esta semana, un grupo de cirujanos en la Universidad de Emory, Atlanta, implantaron una segunda dosis de células neuronales en la espina dorsal de un paciente, como parte de un tratamiento experimental que tiene como objetivo disminuir el progreso de la enfermedad de Lou Gehrig (ALS), reporta Technology Review.

Las células son producidas por una empresa llamada Neuralstem en Rockland, Maryland, que aisla células madre del cerebro y espina dorsal de fetos abortados.

La empresa tiene también como objetivo el tratar otras partes importantes del sistema nervioso con su terapia célular, incluyendo daño en la espina dorsal, paraplejía espástica, derrame crónico y cáncer del cerebro.

La esperanza es que estas células inyectadas en la espina dorsal ayudarán liberando factores de crecimiento y previniendo la muerte de neuronas motoras.

Durante su primera cirugía, Harada recibió 10 inyecciones, cada una con cerca de 100,000 células, a los lados de su espina dorsal baja. Después de este procedimiento, pudo mover sus piernas con fuerza y destreza que sobrepasaron su posibilidad antes del tratamiento. Mientras algunos pacientes de LAS pueden tener breves periodos de pequeñas mejoras o estabilización, no se había escuchado antes de una recuperación de este tipo. En los últimos meses, Harada indicó que sus habilidades han lentamente disminuido de nuevo, aunque a un paso mucho menor que antes del tratamiento.

Otro tipo de pruebas para ALS, en la Clínica Mayo, utiliza un tratamiento que inyecta al paciente sus propias células madre, aisladas a partir de tejido graso, dentro de su propio fluido espinal. Hasta el momento, dos pacientes han recibido ese tratamiento.

Si el tratamiento resulta ser seguro, uno de los siguientes pasos para este campo médico será modificar genéticamente las células para producir factores de crecimiento específicos y así prevenir la muerte de las neuronas motoras.

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